lunes, 5 de abril de 2010

CRISIS EN LA IZQUIERDA SOCIALISTA

CRISIS EN LA IZQUIERDA SOCIALISTA Ernesto Benado

Pocas veces el socialismo chileno, y el socialismo a escala mundial, han enfrentado una crisis tan profunda.
La crisis es política, pero también teórica.
Hay dos visiones contrapuestas en el socialismo chileno: la de aquellos que ven la acción política como una manera de cumplir una meta personal en la vida y la de los que abrazan la política como una meta colectiva para el cambio social. La situación actual de crisis que sufre Chile afecta a ambas visiones y tal vez creará las condiciones para una rectificación en el trabajo de los socialistas.

Primero que nada tenemos que precisar: ¿De dónde viene la crisis?

La realidad social chilena se ha transformado por cambios en la composición de la clase trabajadora, en su cultura histórica, en sus adhesiones políticas y también en sus organizaciones. Es materia de discusión si estos cambios han sido la consecuencia de los 17 años de dictadura o sólo el impacto del modelo económico que aplicó y que persiste hasta hoy, pero sean cuales sean sus causas ellos deben tomarse en cuenta con objetividad en todo el accionar futuro del socialismo.

El fracaso de los “socialismos reales”, la disolución de la Unión Soviética y el colapso de los países que usaron su modelo económico y social son también causas importantes de la crisis. Debido a ello, actualmente carecemos de un modelo alternativo al cual aspirar y esto es grave para un partido que desea atraer a la masa popular. ¿Cómo podemos invitar al pueblo a sumarse a nuestro partido, si no somos capaces de describirles el modelo social que queremos construir? Necesitamos urgentemente diseñar y definir los pilares que configurarían la nueva sociedad.

No podemos precisar en detalle el modelo social que impulsaremos, pero sí podemos con certeza afirmar que se basará en cuatro grandes líneas:

La equidad entre los seres humanos, disminuyendo las diferencias entre las clases sociales.

El comunitarismo, entendido como la creación de redes sociales y organizaciones a nivel comunal que rechacen la lógica del mercado y basen su trabajo en la solidaridad y reciprocidad entre las personas. Se defiende la fraternidad e interdependencia de las relaciones humanas para crear una nueva forma de enfrentar los problemas de la vida cotidiana.

La sustentabilidad en el crecimiento y del desarrollo económico, cuidando los recursos naturales no renovables y evitando la contaminación del medio ambiente.

La democracia participativa como el derecho del pueblo a elegir a sus representantes a todos los niveles y revocarlos cuando no cumplan su mandato. El derecho a ser consultado en las decisiones principales a nivel de comunas, regiones y nacionalmente.

El PS debe llamar a adherir a todos los sectores populares a este Programa Básico. Este Programa es el que debe exigirse a cualquier gobierno en el que el socialismo sea invitado a participar. Este es el Programa que deberá contemplar el Frente por el Socialismo al que el PS debe llamar a constituir.

En el caso particular de América Latina, la lenta evolución del proceso cubano y su continuo deterioro económico tiene a la izquierda sufriendo el calvario de esperar su evolución para constatar si al final del proceso algunos de los principios socialistas originales de la revolución cubana permanecen para que puedan ser de utilidad como ejemplo en otras experiencias.

El año 2008, el sistema financiero capitalista sufrió una profunda crisis a escala mundial que se traspasó a la esfera productiva. El respaldo y protección, en dimensiones nunca vistas, de los gobiernos salvó al sistema financiero que recién empieza a funcionar y a cicatrizar heridas. Esta intervención masiva de los gobiernos nos muestra que tendremos sistema capitalista para bastante tiempo, por décadas y tal vez a más que eso. El capitalismo no está a punto del colapso y tampoco de su autodestrucción.

La incorporación al mundo capitalista de miles de millones de seres humanos, tales como la de China, India, Rusia y Brasil para empezar, será seguramente seguida por Indonesia, Sudáfrica y el Sudeste asiático, todo lo cual configura un nuevo escenario que el socialismo debe enfrentar creadoramente. La globalización hace prácticamente imposible que un país pequeño como Chile, pueda romper con el sistema por sí solo. Un país que vive de la exportación de sus recursos naturales no puede marginarse del mundo externo sin suicidarse económicamente. Eso nos pone una condicionante adicional: el cambio social deberá hacerse en grupos de países y más probablemente en un mismo entorno regional (¿latinoamericano?).

El fuerte sentido latinoamericanista del socialismo deberá pensarse no sólo como integración económica, sino también política sobrepasando los estados nacionales.

Para construir un Partido Socialista fuerte y capaz de enfrentar las metas del futuro deberemos, usando la terminología post terremoto, construir con buenos ladrillos, es decir con buenos militantes que el Partido debe formar. Como el PS no será gobierno en los próximos cuatro, y tal vez más años, habrá un ambiente propicio para captar nuevos militantes no comprometidos ni con tendencias ni con fracciones que basen su actuar en el clientelismo. Se incorporarán sólo aquellos que vean en el socialismo un puesto en la lucha por el cambio social.

Hay que darle prioridad a la formación teórica de los nuevos militantes, a su participación activa en frentes sociales y a adecuar su estilo de vida y compromiso con las del pueblo.

El espíritu de escepticismo y derrotismo que predomina en el socialismo debe ser reemplazado por la convicción más profunda de que el cambio social se impondrá al final y que el capitalismo será un mal recuerdo en la historia de la humanidad.Santiago , Abril 2010