viernes, 9 de octubre de 2015

¿HABRA UN JEREMY CORBYN PARA CHILE'?

Jeremy-Corbyn_816x544Ernesto Benado

Para los socialistas de verdad, aquellos que militan en el socialismo sin buscar agendas personales, sino que solo teniendo en miras el cambio de la sociedad capitalista, el que un socialista como Corbyn esté a la cabeza del Partido Laborista inglés es como un sueño hecho realidad. Como él mismo lo ha afirmado, esto es un terremoto político. Y en efecto, su triunfo enseña para Chile algunas cosas muy estimulantes y esclarecedoras.
Primero, Corbyn ha sido por más de cuarenta años una especie de lobo solitario, destacándose en la tradicional Inglaterra por oponerse a la monarquía, por oponerse al armamento nuclear y por terminar con los planes de austeridad redirigiendo los recursos a mejorar la infraestructura y hacia nuevas inversiones en la industria manufacturera. Se trata de un país desarrollado y rico y él le ha dicho a la gente: no se conformen con lo que los ricos les quieren dar sino que exijan lo que ustedes merecen.
Segundo, ganó su elección como líder con la clara oposición de la casi totalidad de los parlamentarios laboristas en un partido en que el poder de decisión recae casi exclusivamente en sus parlamentarios. Ni siquiera tuvo los siete parlamentarios indispensables para patrocinar su candidatura como líder, solo tres adhirieron desde el principio y tuvo que recurrir a otros cuatro que, sin compartir sus ideas, le concedieron su patrocinio y firmaron por él. En la votación final sacó el 59,5 % de la militancia. En los doce meses anteriores a la votación más de 100 mil nuevos militantes, principalmente jóvenes, adhirieron al laborismo y pudieron votar por él. En la semana siguiente a la votación, 64 mil nuevos militantes se incorporaron al partido entusiasmados por su triunfo y sus ideas.
Tercero, tan pronto como fue elegido, el Financial Times –principal diario financiero a nivel mundial– publicó su foto en su edición de fin de semana, preguntando: ¿Cuánto tiempo va a durar? Pregunta que reflejó los deseos de la clase rica financiera.
Corbyn no usa corbata, no canta el God save the Queen y se separó de su esposa porque ella quería enviar a un hijo a una escuela privada y costosa. La impaciencia de los múltiples grupos políticos escindidos del laborismo inglés y que se han desvanecido en el aire demuestran que la formación de grupos salidos del tronco principal debilitó la recuperación partidaria. No es casualidad que el triunfo de Corbyn se haya dado después de una tremenda derrota en las pasadas elecciones parlamentarias.
Una cosa es ser un político de oposición en Inglaterra, ser de oposición dentro de su propio partido y otra cosa es ser líder del principal partido de oposición, que tiene un rol institucional bien definido en Inglaterra.
Para empezar, el actual primer ministro de ese país, David Cameron, no definió si compartiría los secretos de inteligencia con Corbyn. Hubo una protesta pública por esa discriminación, pues en general el líder del partido de la oposición tiene que estar preparado, junto a su Gabinete Sombra, para asumir la dirección del gobierno y tiene que conocer los “secretos”, incluso las claves para accionar las armas nucleares. Ha sido un trago amargo para Cameron y el tema todavía no se ha resuelto.
Pero aquí viene la maestría política de Corbyn. Él cuenta con la mayoría de la militancia y su liderazgo no puede ser menoscabado. Las decisiones las toman los parlamentarios y los dirigentes sindicales, que forman parte orgánica del laborismo inglés. Incluso son los sindicatos los que aportan al financiamiento del partido y también a algunos diputados que los representan.
En la Conferencia Nacional del laborismo, realizado en Brighton los días 26 al 28 de septiembre, Corbyn demostró que sabe ser flexible y distinguir lo principal de lo accesorio. Pudo haber planteado el fin del apoyo al proyectil nuclear Tridente, que es la base del poder disuasivo de Inglaterra a nivel global. Actualmente se dedica una buena suma del presupuesto de defensa a su desarrollo y ha formado parte de los acuerdos entre el partido conservador y el laborismo por años. Corbyn se ha opuesto siempre a ese gasto inútil y ha hecho la proposición de utilizarlo en inversiones de mayor contenido social.
Durante la Conferencia en Brighton, los dirigentes sindicales le plantearon que había varios miles de puestos de trabajo en riesgo si se suspendía ese programa nuclear. La Conferencia decidió no tratar el tema y postergarlo. Lo mismo sucede con el plebiscito convocado para el próximo año, en que Inglaterra decidirá si permanece en la Comunidad Europea (CE), se retira o negocia un cambio en las reglas que la rigen.
Corbyn, que ha sido partidario de retirarse de la CE, ha transigido y no insiste en el aislamiento del resto de Europa.
Su ministro de Relaciones Exteriores en “la sombra”, Hilary Benn, dijo en la Conferencia de Brighton: “Todos nosotros creemos que el futuro de Gran Bretaña reside en Europa porque cualesquiera que sean las discrepancias… nos ha dado empleos, inversión, crecimiento, seguridad, influencia en el mundo y derechos a los trabajadores. Sobre todo Europa le ha dado paz al continente, un continente que ha visto demasiadas tumbas llenas de flores de generaciones que dieron sus vidas en la guerra”.
Corbyn necesita tiempo para demostrar, sin apuro, que puede asumir la tarea de primer ministro y no tiene prisa en hacerlo. La primera oportunidad sería en el 2020, cuando vence el período de los actuales parlamentarios.
En Inglaterra no rige el principio chileno del que “quien tiene mantiene”. Allá cada parlamentario debe contar con la mayoría de los militantes laboristas para repostularse, y esa mayoría se está cambiando con la llegada de los nuevos militantes. ¿Qué parlamentario se opondrá al liderazgo de Corbyn sin conocer la composición futura de la militancia en su distrito?
Como lo ha dicho un antiguo militante laborista del sector “moderado”, Jeremy Corbyn se ha ganado el mandato para liderar el Partido Laborista durante una década.
Para los socialistas chilenos el caso del nuevo líder británico deja dos lecciones trascendentes:
Los liderazgos ante la masa popular no se crean de la noche a la mañana. Hay que demostrarlos con una vida fiel a principios claros y respaldados con una vida ejemplar. Corbyn no usa corbata, no canta el God save the Queen y se separó de su esposa porque ella quería enviar a un hijo a una escuela privada y costosa. La impaciencia de los múltiples grupos políticos escindidos del laborismo inglés y que se han desvanecido en el aire, demuestran que la formación de grupos salidos del tronco principal debilitó la recuperación partidaria. No es casualidad que el triunfo de Corbyn se haya dado después de una tremenda derrota en las pasadas elecciones parlamentarias.
Además, es la incorporación de militancia joven la que refuerza las ideas de izquierda. La propuesta en Chile de la comisión Engel, de hacer un nuevo registro de militantes en los partidos chilenos, es fundamental para la recuperación de la desprestigiada política y de los políticos profesionales. La propuesta Engel es muy resistida por las direcciones partidarias de izquierda, centro y derecha, pues los padrones de militantes creados a través de años de clientelismo político son la base para que pequeñas sectas de poder esclerosen las estructuras partidarias y alejen a las generaciones jóvenes, que prefieren crear nuevos referentes para actuar en política sin someterse a caudillos y agendas personales. La adhesión a programas sociales y al cambio social predomina entre los jóvenes y son ellos los que deben incorporarse a la lucha por el socialismo.
En el largo plazo, también en Chile tendremos un Corbyn para continuar con las tareas políticas que queden inconclusas. La experiencia inglesa nos indica cómo acortar el plazo y recuperar el valor de la gran política.