¿HACIA DONDE VA LA IZQUIERDA?
Ernesto Benado
Un fantasma persigue a la izquierda en Latino-américa: ser
reducida a la insignificancia política.
Lo nuevo en la
situación chilena parece ser que las demandas ciudadanas no se canalizan a
través de los partidos políticos, sino que buscan solucionar los problemas por
presión directa sobre las autoridades con manifestaciones callejeras en que se
suman estudiantes y jóvenes cesantes, mujeres organizadas por reivindicaciones
de género, adultos de todas las edades que enfrentan la pobreza y gente con
convicciones políticas sin militancia en las organizaciones tradicionales.
Las autoridades al aceptar y ceder a esas demandas han
desprestigiado al viejo sistema político y también a los partidos de izquierda
y derecha.
Tal vez por eso el esfuerzo reciente del Presidente de
Renovación Nacional por formar un frente unido con partidos de oposición.
Es un hecho que la gran mayoría de la ciudadanía, sin
importar si está inscrita o no en los registros electorales, no ve en la
Constitución Política del 80 la causa directa de sus miserias y preocupaciones.
Seguramente una mayoría votará por iniciar ese lento proceso de reforma
constitucional, pero las luchas van por solucionar los problemas más
acuciantes:
La falta de
buenos trabajos estables.
Las pensiones
misérrimas de sus padres y abuelos que afectan a la familia completa.
Las largas
esperas para las atenciones de salud
La necesidad de
reducir la jornada laboral a 40 horas semanales
La corrupción de
la policía, factor desconocido en Chile hasta hace pocos años.
El desprestigio
de los parlamentarios y altos funcionarios públicos derivados de
sus altas
remuneraciones y su desconexión con los problemas reales de la población
La falta de
viviendas populares, dadas en propiedad o arriendo, que ha derivado en la
formación
de nuevas
poblaciones callampas y conventillos.
El abandono de
una numerosa población de inmigrantes discriminados y explotados laboralmente.
Finalmente, pero
no lo menos importante, la convicción que, desde la Presidencia de la República
en el Gobierno y
hacia abajo en los escalones jerárquicos, no hay gente competente y dedicada a
solucionar los
verdaderos problemas de la gente.
En las décadas
pasadas siempre hubo un sector político que planteaba que la solución de los
problemas de la
sociedad chilena, pasaba por una modificación profunda del sistema económico y
social chileno
basado en un capitalismo ultra liberal, en la gran concentración de la riqueza
y en la baja inversión
en nuevos sectores productivos.
Para sorpresa de políticos de todos los colores y por cierto de la llamada
izquierda socialista,
no hay ningún programa político
conocido que proponga un cambio de régimen económico en
Chile, ni tampoco de realizar
cambios profundos en el actual sistema económico.
¿Alguna
explicación para ese cambio drástico en el programa de la izquierda más
radical?
Desde luego ha influido
el ya lejano fracaso de la ex Unión Soviética y sus países satélites, la
estagnación económica
sumada a la casi permanente crisis económica en Cuba, y de la
inexplicable actual
pobreza de Venezuela que solía ser el país más rico de nuestro sub continente.
La gran pregunta
entonces es si hay dentro del sistema capitalista un modelo transformador que
reemplace al neoliberalismo
y asegure:
Un crecimiento
sostenido de la economía, una disminución de las desigualdades económicas,
una democracia
representativa amplia y sin interrupciones y una sociedad respetuosa de las
personas
diferentes en lo sexual y con limitaciones físicas,
Si existe ese
modelo de sociedad y puede existir para países pequeños y medianos, entonces
el capitalismo
tendrá una vida larga y prolongada más allá de las siguientes décadas, pero si
no
existe, entonces
habrá que buscarlo con ideas políticas nuevas y creadoras.
9 de febrero.
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