sábado, 14 de febrero de 2015

.Clodomiro Almeyda Medina , algunos recuerdos políticos


Recordando a don Cloro.

                                                                               Tito Benado


Lo conocí el año 1962 cuando, junto con un pequeño grupo de disidentes comunistas,  lo apoyamos en su candidatura a diputado. Ganó y mantuvimos contacto y amistad, con altos y bajos a través de los años.
Tenía una voz ronca característica y en la conversación coloquial era algo confuso, pero bastaba  que  tomara la palabra formalmente en una reunión o en una charla para que su discurso fuera muy ordenado y coherente.
Tenía un agudo y especial sentido del humor. Recuerdo dos chascarros. Cuando leímos la lista de fallecimientos buscando algún conocido, le gustaba repetir: “ se está muriendo gente que no se había muerto antes “ …
Pero la otra broma era más sutil: Hablando de un amigo común, me dice : este es uno de los dos hombres más inteligentes que he conocido…Y si tu caías y le preguntabas ,¿y quién es el otro?    “Ah ese me lo reservo…”
En 1966 junto con varios amigos y compañeros , no sólo socialistas , decidimos formar el CENDIS:  “ Centro de información y documentación socialista”. Nos instalamos en una hermosa casa en Providencia  donde permanecimos, junto al núcleo socialista de Providencia hasta que lo incendiaron poco antes del golpe en 1973.Cloro era generoso y nos ayudaba no sólo a mantener el local , sino que también a editar la versión en castellano de la revista Monthly Review, que se imprimía en la imprenta y editorial del PS , en calle Root.(¡qué tiempos aquellos , el PS tenía una imprenta y una librería!!)
A veces yo lograba que nos paseáramos  por el frente de esa sede y discutiéramos, los dos grandes temas que me inquietaban  en esos días : la dependencia tecnológica que parecía la causa principal  por la que Chile no se desarrollaba. Peregrina teoría  difundida por un sociólogo brasileño, en ese momento exiliado en Chile, que hasta hizo un viaje a Washington para buscar pruebas de esa tesis, El otro tema  era el del populismo, que a Cloro apasionaba y del que siempre me decía estaba escribiendo un libro, y que creo nunca terminó.
El año 1970, vino la gran campaña y elección presidencial de Allende. Atrás quedaron las discusiones teóricas .Cloro fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores . Se preocupó de entre sus primeras medidas incluso antes de asumir, de invitar a Paul Sweezy  el economista marxista  y a su esposa , a la transmisión del mando.
Después nuestras rutas  forzosamente se separaron. Me fui a trabajar  a la CORFO y si alguna vez me reuní con él fue para tener una gran diferencia . El Ministerio  apoyaba una especie de reparto de los proyectos industriales con los socios medianos en el continente : Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. Para Chile, ese reparto era desastroso  y en la Corfo nos opusimos. No vale la pena  analizar más el tema..
Pasaron los años del golpe , del exilio  y del regreso , lo fui a ver  al Anexo Cárcel  de calle Capuchinos, donde era tanta la gente que lo iba a ver que casi no se podía  conversar.
Nos reencontramos en el Congreso de Unidad en Valparaíso, adonde fui como delegado y Presidente del Comité Regional Santiago Centro. Pero tampoco allí pudimos  dialogar.
Se fue a la URSS como Embajador, cosa que nos resultaba algo incomprensible, ya que no tuvo interés en ser elegido senador por Magallanes y le cedió su cupo  a otro compañero. Cuando regresó junto con Victor Barbieris y Anita Lagos lo invitamos a presentarse como candidato a la Presidencia del PS. Aceptó   e instalamos el Comando en la llamada Casa Canadá, una vieja casona en la calle A. Lope de Bello. Como no había nadie más que asumiera, me nombraron  a cargo del Comando de la Candidatura. Con muy pocos recursos sin una tendencia nacional, que lo apoyara, apenas llegamos  al 20%  en el recuento. Cloro decía: De adonde saqué ese porcentaje?  Tienen que ser mis amigos terceristas que votaron por mí.”
En la casa Canadá, permanecimos  juntos hasta el año 1996, conversábamos cada día de distintos temas; tenía una secretaria y él escribía en una máquina o le dictaba para que ella transcribiera. Las computadoras y las impresoras llegaron después. Una vez a la semana  almorzábamos en un restaurant muy popular que quedaba en la misma manzana, con Dardigñac y comíamos los platos  chilenos que a él le gustaban. Lo visitaban periodistas y personalidades extranjeras. Me decía: “Hay quienes se mueren por que les hagan una entrevista”.” Yo no tengo ningún interés y se las doy por buena educación “… También venía a verlo gente que  quería su apoyo para conseguir pegas en el Gobierno. No era muy bueno para eso, sólo conocí un abogado joven que se fue a trabajar a un mina en el Norte Grande , por su recomendación. Y nunca supimos más de él.
A fines de 1996 llegué a la conclusión de que el verdadero trabajo por el socialismo no estaba más en el interior del PS. sino que en organizaciones sociales  que trabajaran  junto al pueblo . Se lo expliqué y me encontró la razón .Nos vimos sólo ocasionalmente  hasta que recibí un llamado de su esposa en que me pedía que lo fuera a ver a la clínica pues quería que me despidiera de él.
Nos dejó libros, ideas  y un estilo de hacer política  sin sectarismos, con una mirada muy amplia de lo que él llamaba la “familia socialista” . Si alguien pretendía descalificar a un compañero, porque era trotskista , maoísta, comunista , socialdemócrata  o por cualquiera característica personal , no sólo cambiaba de tema , sino que señalaba su disgusto.
Creo que dejó un gran vacío en la política chilena….

EBR 11 de Febrero de 2015

 

 

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