Recordando a don Cloro.
Tito Benado
Lo conocí el año 1962 cuando, junto con un pequeño grupo de
disidentes comunistas, lo apoyamos en su
candidatura a diputado. Ganó y mantuvimos contacto y amistad, con altos y bajos
a través de los años.
Tenía una voz ronca característica y en la conversación
coloquial era algo confuso, pero bastaba
que tomara la palabra formalmente
en una reunión o en una charla para que su discurso fuera muy ordenado y coherente.
Tenía un agudo y especial sentido del humor. Recuerdo dos
chascarros. Cuando leímos la lista de fallecimientos buscando algún conocido,
le gustaba repetir: “ se está muriendo gente que no se había muerto antes “ …
Pero la otra broma era más sutil: Hablando de un amigo común,
me dice : este es uno de los dos hombres más inteligentes que he conocido…Y si
tu caías y le preguntabas ,¿y quién es el otro? “Ah ese me lo reservo…”
En 1966 junto con varios amigos y compañeros , no sólo
socialistas , decidimos formar el CENDIS:
“ Centro de información y documentación socialista”. Nos instalamos en
una hermosa casa en Providencia donde permanecimos,
junto al núcleo socialista de Providencia hasta que lo incendiaron poco antes
del golpe en 1973.Cloro era generoso y nos ayudaba no sólo a mantener el local
, sino que también a editar la versión en castellano de la revista Monthly
Review, que se imprimía en la imprenta y editorial del PS , en calle Root.(¡qué
tiempos aquellos , el PS tenía una imprenta y una librería!!)
A veces yo lograba que nos paseáramos por el frente de esa sede y discutiéramos,
los dos grandes temas que me inquietaban
en esos días : la dependencia tecnológica que parecía la causa
principal por la que Chile no se
desarrollaba. Peregrina teoría difundida
por un sociólogo brasileño, en ese momento exiliado en Chile, que hasta hizo un
viaje a Washington para buscar pruebas de esa tesis, El otro tema era el del populismo, que a Cloro apasionaba
y del que siempre me decía estaba escribiendo un libro, y que creo nunca
terminó.
El año 1970, vino la gran campaña y elección presidencial de
Allende. Atrás quedaron las discusiones teóricas .Cloro fue nombrado Ministro
de Relaciones Exteriores . Se preocupó de entre sus primeras medidas incluso
antes de asumir, de invitar a Paul Sweezy
el economista marxista y a su
esposa , a la transmisión del mando.
Después nuestras rutas
forzosamente se separaron. Me fui a trabajar a la CORFO y si alguna vez me reuní con él
fue para tener una gran diferencia . El Ministerio apoyaba una especie de reparto de los
proyectos industriales con los socios medianos en el continente : Perú,
Bolivia, Ecuador y Colombia. Para Chile, ese reparto era desastroso y en la Corfo nos opusimos. No vale la
pena analizar más el tema..
Pasaron los años del golpe , del exilio y del regreso , lo fui a ver al Anexo Cárcel de calle Capuchinos, donde era tanta la gente
que lo iba a ver que casi no se podía
conversar.
Nos reencontramos en el Congreso de Unidad en Valparaíso,
adonde fui como delegado y Presidente del Comité Regional Santiago Centro. Pero
tampoco allí pudimos dialogar.
Se fue a la URSS como Embajador, cosa que nos resultaba algo
incomprensible, ya que no tuvo interés en ser elegido senador por Magallanes y
le cedió su cupo a otro compañero.
Cuando regresó junto con Victor Barbieris y Anita Lagos lo invitamos a
presentarse como candidato a la Presidencia del PS. Aceptó e instalamos el Comando en la llamada Casa Canadá,
una vieja casona en la calle A. Lope de Bello. Como no había nadie más que
asumiera, me nombraron a cargo del
Comando de la Candidatura. Con muy pocos recursos sin una tendencia nacional,
que lo apoyara, apenas llegamos al 20% en el recuento. Cloro decía: De adonde saqué
ese porcentaje? Tienen que ser mis amigos
terceristas que votaron por mí.”
En la casa Canadá, permanecimos juntos hasta el año 1996, conversábamos cada
día de distintos temas; tenía una secretaria y él escribía en una máquina o le
dictaba para que ella transcribiera. Las computadoras y las impresoras llegaron
después. Una vez a la semana
almorzábamos en un restaurant muy popular que quedaba en la misma
manzana, con Dardigñac y comíamos los platos
chilenos que a él le gustaban. Lo visitaban periodistas y personalidades
extranjeras. Me decía: “Hay quienes se mueren por que les hagan una
entrevista”.” Yo no tengo ningún interés y se las doy por buena educación “… También
venía a verlo gente que quería su apoyo
para conseguir pegas en el Gobierno. No era muy bueno para eso, sólo conocí un
abogado joven que se fue a trabajar a un mina en el Norte Grande , por su recomendación.
Y nunca supimos más de él.
A fines de 1996 llegué a la conclusión de que el verdadero
trabajo por el socialismo no estaba más en el interior del PS. sino que en
organizaciones sociales que trabajaran junto al pueblo . Se lo expliqué y me
encontró la razón .Nos vimos sólo ocasionalmente hasta que recibí un llamado de su esposa en
que me pedía que lo fuera a ver a la clínica pues quería que me despidiera de
él.
Nos dejó libros, ideas
y un estilo de hacer política sin
sectarismos, con una mirada muy amplia de lo que él llamaba la “familia
socialista” . Si alguien pretendía descalificar a un compañero, porque era
trotskista , maoísta, comunista , socialdemócrata o por cualquiera característica personal , no
sólo cambiaba de tema , sino que señalaba su disgusto.
Creo que dejó un gran vacío en la política chilena….
EBR 11 de Febrero de 2015
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